jueves, noviembre 19, 2009

¿Quieren ser senadores?

(X de XII)
Una ficción post-ProReforma.

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En esta historia ficticia un profesor universitario discute con sus jóvenes alumnos el camino que deben seguir para llegar a senadores. En la clase anterior el profesor ofreció contarles a los alumnos cómo era antes la situación de la división de poderes en el estado.
- En el marco constitucional de antes de la reforma los partidos políticos y sus caudillos, encontraron una fórmula para prácticamente detentar todo el poder y cometer impunemente cualquier cantidad de actos anómalos. La situación ideal para ellos se daba cuando al llegar al poder contaban con una bancada mayoritaria en el congreso, con ello el presidente o caudillo del partido controlaba a la vez el poder ejecutivo y el legislativo y a través de éste, al judicial porque el nombramiento de magistrados de la corte suprema de justicia y de las cortes de apelaciones se hacía por elección en el congreso. Para ellos era suficiente con que sus candidatos pasaran el endeble filtro de las comisiones de postulación para asegurarse de que serían electos en el congreso.
- Prácticamente los tres poderes se concentraban – complementa Juárez
- La situación era todavía peor – continua el profesor – el fiscal general que es el jefe del ministerio público, y el procurador general de la nación eran nombrados por el presidente, con lo que se garantizaba que la persecución penal en su contra y en contra de sus colaboradores se mantendría bajo control, además el contralor general era nombrado por el congreso, que recordemos estaba prácticamente bajo control del mandatario, con lo que se controlaba también la auditoría de la ejecución de cualquier dinero público.
- Impunidad segura – comenta López.
- Y todavía más. Los gobernadores departamentales se constituían en ejecutores y cómplices de las acciones corruptas del gobernante. En ese entonces no eran electos popularmente sino nombrados por el presidente, con lo que su principal interés era atender los requerimientos del gobierno y no los de los ciudadanos.
- Pero ¿todos los gobiernos usaron esa concentración de poder para corrupción? – pregunta la señorita Martínez.
- Por supuesto que no, también hubo gobiernos probos y eficientes, pero los avances que el país ganaba con ellos se perdían cuando llegaba el siguiente gobernante que destruía los planes y proyectos del anterior, renovaba a todas las autoridades, también las del poder legislativo y judicial, y entonces la situación final era peor. Además, en los gobiernos buenos necesariamente había intromisión de los partidos políticos por la cuota de poder de que disponían por su bancada en el congreso.
- ¿Tanta era la influencia de los partidos políticos?
- Sí, cuando llegaba el momento de negociar aprobación de leyes o presupuestos en el congreso las negociaciones eran con los “jefes de bloques”, porque prácticamente los diputados hacían lo que el jefe de bloque le indicaba, así que se negociaba con ellos. Extraoficialmente cada partido tenía dueño o caudillo, usualmente el secretario general, que al final de cuentas era el que tomaba la decisión de qué iniciativas apoyaban sus diputados. Obviamente esto contradecía todos los principios republicanos de división e independencia de los poderes y los de la democracia representativa.
- ¿Y qué más cambió con la reforma? – pregunta ahora Pérez
- Dejaremos esa pregunta para la siguiente clase
(Continuará)
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Nota: escribí esta "ficción" porque creo que hay que abordar y explicar a fondo lo relativo al senado y a la cámara de diputados propuesta por ProReforma, no es mi intención ponerme en el papel de "profesor", ¡comentarios bienvenidos!

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