lunes, marzo 15, 2010

Sobre "Principios, pragmatismo y desesperación"

Artículo publicado por Hugo Us en "Reformas Constitucionales en Guatemala"

Hugo Us aborda las ideas de mi artículo "Por Guatemala ¡Protesto contra los intelectuales que se oponen a ProReforma!".

Estimado Hugo,

Antes de hacer comentarios a tu artículo "Principios, pragmatismo y desesperación" quiero advertirte que algunas de mis apreciaciones pueden sonar fuertes, confrontativas o retadoras, pero espero que en ningún caso irrespetuosas o degradantes, de lo contrario te pido disculpas anticipadamente.

También quiero aclarar que no pertenezco a la asociación ProReforma ni participé en la elaboración de su propuesta. Es más, ni siquiera la firmé, pero, luego de leerla y analizarla, contrastándola con el estado de nuestra Guatemala, estoy convencido de que es una propuesta valiosísima y que traerá numerosos beneficios si llega a implementarse. Así es que como no soy parte de lo que tú llamas "los promotores de ProReforma" si vas a opinar sobre algo de lo que yo digo, hazlo como yo lo hago, refiriéndote a quien lo dice con nombre.

Ahora paso a tu artículo. Debo decirte que inicias bastante mal. Tú mismo has acusado a ciertos columnistas de pretender "que su propuesta debe ser discutida directamente en consulta popular, sin pasar siquiera por el pleno del Congreso, tal como la Constitución Política de la República lo establece ..." y ahora dices que "Es muy probable que la iniciativa de ProReforma sea archivada en el Congreso en caso el pleno decida no darle más trámite y siga las recomendaciones de la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales." ¿En qué quedamos? Constitucionalmente la propuesta debe ser aprobada y enviada a consulta popular, o reprobada. Lo que no se puede es simplemente "archivarla" o decidir "no darle más trámite".

Dices que el contenido de ProReforma es "contradictorio con los principios constitucionales que nos rigen, según varios análisis que en este momento no interesa volver a comentar." Y yo te pregunto ¿por qué no interesa volver a comentar? ¿Son tan difíciles de mencionar? ¿O será que no existen? En mi opinión es esto último. No existe contradicción entre la propuesta de ProReforma y los principios constitucionales que nos rigen.

Me llama la atención que digas que "los promotores de ProReforma parecen, sin embargo, no aceptar la derrota." ¿Qué derrota? ¿Desde cuándo es el congreso el que decide victoria o derrota de los anhelos auténticos de los ciudadanos por ver una patria libre de pobreza y violencia? ¿Por qué estamos hablando de victoria o derrota? ¿Es eso parte de un debate serio? ¿Por qué no hablamos mejor de los cambios que necesita Guatemala para salir de la pobreza y la violencia? Eso sí es debate serio (y muy serio). La única derrota posible para quienes aspiramos a ver una Guatemala libre de corrupción e impunidad y por ende encaminada a un auténtico desarrollo humano es la renuncia misma a nuestras aspiraciones y eso no le conviene a nadie.

Según tú, el origen de ProReforma son los trabajos de Hayek (dices "ha habido un esfuerzo de analizar los orígenes mismos de la iniciativa, es decir, los trabajos de Hayek" y preguntas "¿Qué mejor esfuerzo de honestidad intelectual que entender el germen de la iniciativa?") ¡Qué perdido estás estimado amigo! ¿Es que acaso crees que Hayek ordenó a sus pupilos "id por todo el mundo y modificad las constituciones de acuerdo a mi concepción social" y que eso es el origen de ProReforma? Perdona que utilice el sarcasmo en este caso, pero es que estás muy equivocado. El origen de la propuesta de ProReforma no es otro que el auténtico anhelo ciudadano de ver una patria mejor, más respetuosa de los derechos individuales de todos (la vida de todos, la libertad de todos, y la propiedad de todos) tan pisoteados en estos días. Pero claro, cuando te confundes tan drásticamente puedes creer que "derrotar a Hayek" es "derrotar a ProReforma" ¡Apunta bien tus cañones porque estás desperdiciando municiones! (perdón nuevamente por el sarcasmo). A Hayek y a su filosofía que lo defiendan quienes se sientan comprometidos con él, que seguramente lo podrán hacer muy bien. A mí y a muchos guatemaltecos concientes nos interesa más ProReforma como propuesta de solución a los múltiples y serios problemas de nuestra Guatemala. Tú también defínete, ¿te interesa discutir a Hayek? Crea tu propio foro y discute ahí, ¿te interesa discutir de ProReforma? Entonces no nos salgas con que tú te concentras en "analizar la iniciativa de ProReforma no sobre su contenido mismo (...) sino sobre otras ideas de Hayek (sic)" o con que te basas en opiniones de "varios análisis que en este momento no interesa volver a comentar". Decidirte por Hayek o por ProReforma es mucho más honesto que asumir falsamente que ProReforma y Hayek son lo mismo (que no lo son) y que entonces analizando a Hayek analizas a ProReforma.

Una cosa es que algunas ideas contenidas en los escritos de Hayek (como el congreso bicameral donde una cámara se ocupa del derecho privado y la otra del público) resultaran inspiradoras para quienes redactaron la propuesta, pero al final ProReforma responde primero a los problemas guatemaltecos antes (mucho antes) que a la ortodoxia filosófica con Hayek o con cualquier otro pensador, sin mencionar que hay muchísimos otros filósofos del estado, sociales, jurídicos, etc., cuyas ideas también influyen en ProReforma, de la misma forma en que lo hacen en la organización social y política de muchos países en todo el mundo.

Te preocupa que las ideas de Hayek "no sean conocidas ni entendidas críticamente por la vasta mayoría que la respalda" ¿Por qué? ¿Es que acaso hay una clave secreta en los escritos de Hayek que permitirá leer la constitución reformada en formas viles? No lo creo. La Corte de Constitucionalidad usa el diccionario de la RAE, no los escritos de Hayek, para sus interpretaciones. Pero claro que estoy de acuerdo contigo en que "toda Constitución Política se basa justamente en premisas de la filosofía política" pero no está escrita en clave filosófica porque resulta que se trata de una norma tan fundamental (y por eso antes que política se llama Constitución) que debe estar redactada de forma que la entiendan todos, sepan de filosofía política o no, y por ello en la conformación y discusión de una eventual reforma constitucional es adecuado que participemos todos, aunque no seamos filósofos políticos (ya han intentado varias veces algunos juristas usar argumentos similares para excluir del congreso o de la asamblea constituyente a personas que no sean profesionales del derecho, espero que los filósofos políticos no pretendan hacer lo mismo).

La verdad no sabía que los críticos de ProReforma (como tú dices) "exigen de la iniciativa un mínimo de evidencia empírica como si las reformas constitucionales sólo se tratarán de proponer e implementar cualquier abstracción", según yo que pedían evidencia empírica absoluta, porque si lo que quieren es un mínimo espero que con la siguiente lista de elementos de la propuesta que sí tienen antecedentes de implementación en otros países les baste:

- Elección uninominal en lugar de por planilla de diputados a la cámara de diputados
- Permanencia vitalicia de jueces y magistrados en sus cargos mientras no incurran en causales de destitución
- Elección y no designación de gobernadores
- Elección por sorteo entre candidatos propuestos por las comisiones de postulación, para fiscal, contralor y magistrados
- Limitación de edad para puestos clave del gobierno
- Independencia financiera del organismo judicial al permitirle conformar su propio presupuesto en lugar de asignarle un porcentaje fijo

¿Será suficiente eso como "mínimo de evidencia empírica"? Te puedo buscar las referencias por país y por tiempo en que se han usado estas disposiciones y de repente alguno que otro paper que haga comparaciones entre los que las usan y los que no, me va a costar un poco porque no soy investigador social, seguro tú lo harías muy fácilmente (de hecho me pregunto por qué no lo habías hecho o por qué no te habías dado cuenta de que este mínimo existe). Aprovecho para preguntarte, ya que nos aclaras que no es "evidencia empírica absoluta" sino "un mínimo de evidencia empírica", entonces ¿les parece bien a "los críticos de ProReforma" que haya también innovación en la propuesta? ¿o de plano creen que los guatemaltecos somos tan incapaces que mejor no innovamos nada? Sería bueno que nos aclaren ya que dices que no se trata de "proponer e implementar cualquier abstracción". Por cierto, te aclaro, el senado propuesto por ProReforma no es "cualquier abstracción", de repente piensas que es igual a algo que leíste en algún libro de Hayek, mejor lee la propuesta.

Dices que "Asusta en realidad este simplismo –¿lógico?– según el cual mientras se logren al menos 5,000 firmas toda iniciativa no sólo es legal sino además y sobre todo, ¡qué horror!, legítima" ¿de qué te horrorizas Hugo? ¿De las disposiciones de los constituyentes de los 80? Lee la constitución: (artículo 277) "Iniciativa. Tiene iniciativa para proponer reformas a la Constitución: (...) d) El pueblo mediante petición dirigida al Congreso de la República, por no menos de cinco mil ciudadanos debidamente empadronados por el Registro de Ciudadanos." Ergo, con 5,000 firmas la propuesta es – tal y como lo dije en mi protesta – legítimamente originada por el pueblo y ¡ProReforma presentó más de 70,000! Responde, si a ti te parece que esto no es correcto ¿entonces crees que ProReforma no es una propuesta legítimamente originada por el pueblo? ¿es ilegítima? ¿en qué te basas? ¿eres tú mejor juez de la legitimidad de las propuestas del pueblo de lo que fueron los constituyentes del 85? Hugo: a lo dicho, pecho.

¿Te parece un disparate decir que quienes se oponen a ProReforma están "sirviendo a que siga la corrupción (sic)"? A continuación te hago una lista no exhaustiva de quienes seguro estarán muy felices de que las propuestas de ProReforma sean desechadas y desprestigiadas (con triunfalismos del tipo "los promotores de ProReforma parecen, sin embargo, no aceptar la derrota y siguen mostrando visos de desesperación y hasta fanatismo"):

- Gobernantes (presidentes) corruptos que seguirán teniendo control discrecional (directo o indirecto) sobre el nombramiento de fiscal general, contralor general, jueces y magistrados
- Aspirantes a diputados que no llegarían al congreso si la elección fuese uninominal, pero que tienen excelentes oportunidades pasando "de colados" entre las planillas distritales y listados nacionales, gracias al sistema de elección por representación proporcional de minorías
- Aspirantes a gobernadores departamentales dispuestos a aprovecharse vilmente de su cargo cumpliendo fielmente lo que se les ordene desde arriba siempre que participen del botín y que nunca llegarían a ese puesto si fueran electos popularmente
- Integrantes de comisiones de postulación más interesados en proponer al candidato que mejor premie sus servicios que en seleccionar a quien mejor sirva a la nación y que verían eliminada su fuente de ingresos si el funcionario fuese finalmente electo por sorteo
- Jefes de bancada que ya no podrían manipular a su sabor y antojo a "sus diputados" porque ya no tendrían la seguridad que les brinda el que estos hayan llegado al congreso gracias a "su plataforma"
- Los 78 diputados que no llegarían al congreso al implementarse una cámara de diputados de sólo 80 curules
- Los gobernantes (presidentes) mediocres que perderían su conveniente mayoría en el congreso luego de dos años si hacen un mal gobierno
- Los presidentes peor que mediocres que podrían terminar anticipadamente su periodo si 100,000 ciudadanos se deciden a solicitar su remoción

No me vayas a decir que no te habías dado cuenta de a quien le sirve que los "intelectuales contrarios a ProReforma" estén trabajando tan eficientemente no en rebatir el contenido de la propuesta sino en desprestigiarla, tergiversarla, atribuirle intenciones maquiavélicas, etc. ¿Qué piensas ahora? ¿Sigues creyendo que se trata de prejuicios?

Por cierto, al hacer esta lista me he dado cuenta una vez más de cuanto peligrarían los puestos y formas de vida de muchos diputados si se llega a implementar ProReforma. Si ellos fueran honestos se harían a un lado para no ser juez y parte sobre su mismo trabajo y desempeño, y simplemente aprobarían la propuesta para que sea el pueblo el que la apruebe o repruebe. ¿No te parece?

Dices que "es cierto que los promotores de ProReforma creen que su propuesta logrará mayor bienestar y menos corrupción; otra cosa muy distinta es que eso pueda ser cierto o sea la única alternativa para ello" y estoy de acuerdo contigo, pero por eso es tan importante que salgas de ese esquema mental en el que ProReforma es igual a Hayek, y veas que hay bastante más. Porque a mi (y creo que también a muchos de los que apoyamos a ProReforma) no me molestaría para nada que luego de ProReforma viniera una nueva propuesta que retomara los múltiples aspectos positivos de la misma pero si ni siquiera te preocupas por verlos entonces ¿quién será el que los proponga? ¿ProReforma de nuevo? ¡Pero si ya la desprestigiaron! ¿Ves cómo juega en contra de todos los guatemaltecos el crear animadversión contra la propuesta sin reconocer sus ventajas y aspectos positivos? Yo no se cuántos "intelectuales contrarios a ProReforma" vayan a leer estos comentarios, pero el sólo hecho de que hasta ahora hayan sido tan miopes para no ver esto le da vigencia a mi protesta.

Y no te preocupes más porque se vaya a consulta popular sin pasar por el congreso (dices "no podemos permitir que cualquier propuesta (tenga 5 mil o cien mil firmas) simplemente sea sometida a consulta popular sin más (sic)") eso no hay forma de que suceda. Los diputados deben aprobar la propuesta para que vaya a consulta popular o no irá, aunque, como ya dije, puesto que la propuesta cuestiona profundamente la forma en que llegaron al congreso, su trabajo, su número y su organización en bancadas que obedecen al jefe de bancada antes que al pueblo que los eligió, lo más lógico sería que se hicieran a un lado, aprobaran la propuesta y la enviaran a consulta popular.

Sobre "ProReforma ¿la fatal arrogancia?"

Comentarios al artículo de Hugo Us

Publicado en el blog "Reformas Constitucionales en Guatemala".

Estimado Hugo,

Para ir por partes me permito comentar algunos de los puntos que tú tocas en este artículo antes de darle respuesta a tu otro artículo "Principios, pragmatismo y desesperación".

Aclárame algo: ¿Es la identificación de "el nexo que existe entre uno de los trabajos de F. A. Hayek (Derecho, Legislación y Libertad) y la propuesta de reforma constitucional de la Asociación ProReforma" una denuncia? ¿Deberíamos los guatemaltecos desechar una propuesta de reforma constitucional solo porque hay una forma de entender el estado y la organización social imbuida en ella?

En los artículos de Velásquez y en la de algunos otros, incluyendo ahora al mismo Hugo Us, hay una especie de triunfalismo por el hecho de haber identificado un "nexo" entre Hayek y ProReforma. Pareciera que nos quisieran decir "miren a estos que nos quieren dar gato por liebre, presentan a una propuesta de reforma constitucional pero en realidad se trata de un diseño social de Hayek". Perdón pero ¡qué brillantes! Porque como guatemaltecos deberíamos rechazar cualquier propuesta influenciada por pensadores asociados al libre mercado ¿no es así? Y deberíamos aceptar solamente propuestas de reforma que fueran filosóficamente neutras ¿o no? Pues claro que no.

Muy mal haríamos los guatemaltecos si, cegados por el fervor ideológico, nos propusiéramos rechazar cualquier propuesta solo porque no está acorde con la filosofía social o pública que a nosotros nos parece más acertada.

Por otra parte, la identificación que haces del derecho privado con el orden espontáneo y del derecho público con el orden prediseñado no parece corresponder con lo expuesto anteriormente en tu artículo ya que tanto el derecho privado como el público pueden ser espontáneos o bien racionalmente diseñados, pero, ¿es esto central en la propuesta de ProReforma? ¿No deberíamos estar más preocupados por ver si en realidad nuestro sistema actual garantiza el respeto al derecho privado y al derecho público y si se puede garantizar mejor con ProReforma?

Parece que estuvieras concluyendo que Hayek estuvo en contra de toda ingeniería social, lo cual para este caso sería más bien anarquista. Pero bueno, como el análisis lo hiciste tú, aclárame ¿estaba Hayek en contra de toda ingeniería social por parecerle arrogante o era que le parecía arrogante pretender un diseño de sociedad contrario al orden espontáneo?

Porque si estaba en contra de toda ingeniería social entonces ProReforma como "un proyecto más de ingeniería social" efectivamente resultaría arrogante. Pero si Hayek estaba en contra de un diseño social antagónico, distorsionador y arrogantemente dispuesto para "corregirle la plana" al "nomos" entonces lo que deberíamos de preguntarnos es si ProReforma es respetuoso y acorde al orden espontáneo o si pretende cambiarlo.

Yo no soy experto en Hayek, así que no voy a discutir más sobre sus ideas, si tú quieres seguir por ese camino allá tú, entre otras cosas porque con lo que se de Hayek y con lo que se de Guatemala me basta para ver que ProReforma no se reduce a Hayek y que Guatemala obtendría más beneficios de ProReforma que los que podrían derivarse exclusivamente de su vínculo con las ideas de él o de cualquier otro filósofo. De ahí se deriva mi protesta ¡Hay que trascender lo filosófico!

Además estimado Hugo, tu artículo se cae, pierde objetividad y compostura en su último párrafo. ¿De quién es la fijación por la abstracción de la ley? ¿De los proponentes de ProReforma o de los teóricos y practicantes del derecho? Habla con estos últimos y pregúntales si prefieren leyes abstractas o leyes con nombre y apellido aplicables por discriminación sólo a ciertos grupos (privilegios). También pregúntales qué es lo que tenemos en Guatemala y entonces entenderás el por qué de la insistencia en el asunto.

Sobre lo que tú describes como "la prevalencia del derecho privado (el orden espontáneo) de exclusiva responsabilidad de unos senadores iluminados sobre el derecho público (las normas prediseñadas, el orden deliberado dejado en manos de los politiqueros de siempre)" déjame decirte que para empezar ProReforma no apela a ninguna "iluminación". ¿Cuántas veces hay que repetir que la elección de los senadores con restricción de edad no es en función de su sabiduría (que seguramente la tienen) o de su experiencia (que buena o mala también la tienen) sino porque está a la vista su hoja de vida de 50 años como garantía de su proceder honrado y digno? También ¿ya te diste cuenta que con ProReforma se ataca también el problema de los "politiqueros de siempre"? Renovación de la cámara de diputados cada dos años, si los politiqueros son "los de siempre" se cambia la mitad de ellos por otros y se reorganiza el apoyo legislativo del ejecutivo en el congreso, pero si son políticos honrados y trabajadores entonces se les premia con mayor apoyo legislativo en esa elección.

Un pequeño detalle más en cuanto a los "politiqueros de siempre". ProReforma propone el aumento de edad para optar al cargo de presidente de 40 a 45 años. Puede parece que este cambio es insignificante, pero en la práctica reduce la "ventana de oportunidad" para ser presidente. Lo que hemos visto como patrón de elección bastante consistentemente desde después de la elección de Vinicio Cerezo, es que el candidato que queda en 2do lugar queda en primero en la siguiente elección y que el que va de 3ero pasa a 2do. Este comportamiento va en detrimento del sistema republicano por varias razones. Primero porque tener "cantado" un candidato para la siguiente elección significa que en realidad no estamos eligiendo por preferencia sino por cansancio. Un candidato tiene que insistir durante dos procesos electorales completos para "por cansancio" más que por "convencimiento" llegue a la presidencia. Segundo porque además de agotador y desgastante, este "track" chapín para llegar a la presidencia propicia la corrupción, ya que si una campaña sale cara, imagínate 3 seguidas. El candidato que pudo haber empezado con grandes ideales de lucha contra la corrupción, probidad y transparencia al inicio de su primera campaña, llega al final de la tercera con muchísimos compromisos adquiridos, bastantes facturas pendientes de pagar y habiendo tenido que aceptar aportaciones y donativos que probablemente no habría querido. El cerrar la ventana de oportunidad para ser presidente contribuye a cerrar ese camino de corrupción, o dime si no sería mejor que en lugar de tener los mismo candidatos que tuvimos hace cuatro años en la próxima elección tuviéramos siempre candidatos nuevos. Esto es parte del análisis que hace falta. ¿Ves cómo no es cierto lo que tú dices sobre que el contenido de ProReforma "ha sido extensamente debatido en este blog y en las audiencias públicas ante el Congreso de la República"? Falta mucho (y eso es parte de mi protesta) para llegar a ese extenso debate del contenido.

Volviendo al tema de la prevalencia del derecho privado sobre el público. Yo creo que hay que debatir ese tema. Todos deberíamos tener claro si el derecho a la vida, la libertad (de movimiento, de expresión, de elección de actividad económica, etc., etc.) y el derecho a la propiedad (no importa si es propiedad de muchas o de pocas cosas) son en realidad prevalentes sobre los derechos sociales. En mi opinión no debería haber conflicto jerárquico. Los derechos individuales están por encima de los sociales, pero a veces nuestros flamantes intelectuales (incluyéndote a ti) parecen querer evitar el debate y en cambio dar por supuesto que los derechos sociales son al menos de igual jerarquía que los individuales, al fin y al cabo así es más fácil descalificar a quien pretenda privilegiar los derechos individuales. Nuevamente, falta debate serio.

Dices en tu artículo que "sus promotores consideran que su propuesta debe ser discutida directamente en consulta popular, sin pasar siquiera por el pleno del Congreso, tal como la Constitución Política de la República lo establece ..." a pesar de que yo también he visto el exceso de fervor de algunos al pedir que los diputados envíen a consulta popular la propuesta, creo que nadie ha pedido que se envíe directamente a consulta popular "sin pasar siquiera por el pleno del Congreso" como tú afirmas. Todos estamos claros de que ni siquiera sería posible hacerlo de esa forma. ¿Quién convocaría a la consulta? ¿Con qué autoridad? Simplemente es ridículo.

Por último, respecto del tema de formar un partido creo que no viene al caso, es decir, no es un requisito constitucional el formar ningún partido político para proponer reformas a la constitución. Ahora lo que sí me llama la atención es esa manía de considerar a los firmantes de ProReforma como "acarreables". Que si deberían salir a la calle a hacer manifestaciones, que si deberían presionar al congreso, que si forman un partido... Si alguien firmó para apoyar ProReforma, es para eso, para apoyar y su firma no es endosable. En una auténtica democracia, esa firma debería ser más fuerte que los gritos y pancartas de un manifestante callejero.

Carta a Álvaro Velásquez

Por su artículo "¿El fracaso de Hayek?"

El artículo de Velásquez también fue publicado en el blog "Reformas Constitucionales en Guatemala".

Don Álvaro Velásquez,

Después de leer su artículo no me queda otra impresión que la siguiente: Usted no fue capaz de superar su aversión por Hayek, por la economía de libre mercado y por los intelectuales que se le asocian en Guatemala. Tampoco fue capaz de ver un poco más allá de las trazas de Hayek en la propuesta de ProReforma y se concentró en "derrotar" a esto que define como "un proyecto de clase, plutocrático, aunque no impulsado por sus sindicatos (a cual más duros) sino por sus tanques de pensamiento (a cual más ortodoxos) (sic)".

Es lamentable que su pasión ideológica no le haya permitido ver que se proponían muchas cosas que guardan el potencial de cambiar el corrupto sistema de instituciones estatales de nuestra Guatemala. No vio que la propuesta otorga mayor independencia al Organismo Legislativo (en su presupuesto por ejemplo, o en la elección de jueces y magistrados, aspectos ambos que actualmente están fuertemente controlados por el partido de turno en el gobierno), tampoco vio que el cambio propuesto en la elección de contralor general y fiscal hace que estas dos posiciones que son clave en la lucha contra la corrupción y la impunidad, dejen la tara que constituye el hecho de que ambos funcionarios sean designados por el presidente de la república, mucho menos vio que la propuesta de que los gobernadores departamentales sean electos en lugar de nombrados cambia estructuras que tradicionalmente son disfuncionales, pues sirven para facilitar y ocultar actos corruptos antes que para servir a los departamentos.

La obnubilación que le causó su obsesión por oponerse a la propuesta (pues claramente dice que ha "enfrentado esta iniciativa casi desde su inicio público hacia el 2005") le impidió ver que el Congreso, a pesar de sus 158 diputados y más de 40 comisiones "de trabajo", descuida constantemente la legislación necesaria (creación y actualización) en el ámbito del derecho privado, precisamente porque pasan meses "discutiendo" cuestiones de derecho público (como el presupuesto, la creación de nuevos órganos estatales, la conformación de las comisiones de trabajo y los "huesos" de presidente de comisión, etc.) que tienen más interés político-partidista.

Habría entendido su oposición al senado propuesto como solución a este descuido del derecho privado, o a alguna de las otras soluciones propuestas por ProReforma, pero la completa omisión que hace de los problemas que se busca solucionar, sobre todo por la evidentes que nos resultan a todos los Guatemaltecos, solo me la puedo explicar por una obcecación ideológica que le lleva a interpretar la realidad con una óptica reducida (reducidísima).

Pero lo más lamentable de las ideas que propone en sus artículos es que asume que "está próximo el rechazo o archivamiento del Proyecto de Constitución de Pro Reforma en el Congreso de la República". ¿Es que acaso no se da cuenta de que archivar un proyecto de reforma parcial de la constitución presentado por el pueblo es una afrenta a todos los guatemaltecos (sin importar la ideología que tengamos)? ¿No le resulta evidente que rechazar estas modificaciones sin dar una buena razón es decirle a Guatemala que no importa lo buena que pueda ser una propuesta, si contraviene los intereses de los políticos será rechazada irracionalmente? Porque las que Usted da no son mas que razones de animadversión para rechazar la filosofía política de Hayek cuyo fantasma Usted no puede dejar de ver en ProReforma, pero no para rechazar la propuesta en sí, que por las cuestiones prácticas que las reformas propuestas implican trasciende cualquier ideología que podría haberle servido de inspiración.

Creo que por ser Usted un intelectual e investigador, es justo pedirle que no se obnubile, que sea objetivo y que vea un poco más allá de sus pasiones ideológicas. Dejemos de lado el beneficio personal que Usted obtendría en términos de objetividad y ecuanimidad, pensemos en el gran beneficio para Guatemala.

Atentamente,

Leonel Morales Díaz

Sobre "El fracaso de ProReforma"

Comentarios al artículo de Abraham Samuel Pérez

Publicado en su blog "Demos2020" y en "Reformas Constitucionales en Guatemala".

Estimado Abraham Samuel Perez,

Dices en tu artículo que "Proreforma cometió algunos errores fundamentales que la condenaron a un fracaso político" y luego señalas la restricción de edad para elegir y ser electo al senado como uno de esos errores fundamentales. Como este ha sido un tema que ha salido una y otra vez entre los críticos de ProReforma creo que vale la pena explicar su legitimidad en un sistema republicano y democrático una vez más.

Cómo se organizan los estados republicanos y democráticos del mundo es una cuestión que deciden sus mismos ciudadanos, pudiendo cambiarla las veces que lo consideren conveniente puesto que son depositarios originarios del poder que ejercen los funcionarios que ellos constituyen. Ningún pueblo debería considerarse irremediablemente atado a una forma de elegir o conformar los órganos del estado, ni tampoco restringirse a un determinado tipo de representatividad, forma o mecanismo de elección, o parámetro de edad o de calificación para electores y candidatos. El requisito de universalidad del voto como principio rector de los sistemas democráticos no priva sobre "toda elección" sino sobre aquellas elecciones o sufragios que otorgan legitimidad a los poderes del estado en el ámbito de acción de cada uno.

Por ello resultan legítimas las elecciones de presidente del congreso por ejemplo, que se realiza sólo por los congresistas, algunas elecciones con participación restringida (magistrados y sus comisiones de postulación por ejemplo) y las designaciones de funcionarios sin elección. Todos ellos derivan su legitimidad de un acto originario que contó con la participación de todos los ciudadanos, sea este una consulta popular o bien la elección de representantes a una asamblea nacional constituyente.

Por lo tanto, no es erróneo proponer una forma distinta de elegir y conformar un órgano del estado – el senado en este caso – aunque, como hemos visto en el caso de la discusión sobre ProReforma, es muy sencillo distorsionar los conceptos democráticos y el principio de voto universal.

La legitimidad del senado y su mecanismo de elección se deriva de un ejercicio de voto universal que es la eventual consulta popular y sin la aprobación de la misma no sería factible constituirlo, al menos no en un sistema republicano y democrático.

Dices que no se abordó la pregunta "¿Cómo garantizar que los representantes en el Senado sean representativos de los diferentes departamentos de Guatemala, donde vive la mayoría de la población, como lo hace el Senado de E.U.A. con sus Estados?" y la respuesta es muy sencilla: no se abordó porque la representatividad que se pretende no es en función de delimitación geográfica – como lo hace el Senado de E.U.A. – sino se trata de una representatividad generacional. Dos cosas antes de seguir, primera: hay diversas formas de representatividad, la geográfica es una, pero también hay representatividad por género, por estrato social, por gremio profesional, y otras. Segunda: el Senado de E.U.A. no es el modelo del senado propuesto por ProReforma, ni en términos de funciones y responsabilidades ni en la forma de representatividad.

Entonces, con todo respeto Samuel, sal de tus paradigmas y prejuicios, no pienses sólo en una forma de representatividad ni en un único modelo de senado.

Dicho lo anterior se ve claramente por qué no se abordó la pregunta que planteas: porque en el caso del senado propuesto por ProReforma estamos hablando de otra forma de representatividad que no se basa en el modelo estadounidense.

También dices que "Otro error de Proreforma fue someter a consulta toda la propuesta sin lugar a modificar las evidentes falencias, como las que el CEDECON ha detectado como eventuales inconstitucionalidades", y ahí nuevamente hay que hacer varias aclaraciones. Primera y más importante: si 73,000 firmantes avalan una propuesta concreta, con sus comas y puntos, es poco honesto con ellos (aunque fueran solo 5,000) permitir que sea cambiada al gusto de unos pocos (los diputados o ciertos grupos de intelectuales) y que luego sea presentada como "propuesta xx avalada por 73,000 firmantes"... poco honesto es lo menos que se puede decir. Segunda, las propuestas de modificación que plantea la constitución guatemalteca son eso, propuestas, no borradores o documentos "mártir", sobre los que cualquiera puede hacer cambios, si no respetamos esto pues cualquier podría presentar una "propuesta" y luego, en el camino, se va corrigiendo y cambiando hasta llegar a algo completamente diferente de lo que originalmente se presentó, pero entonces ¿qué sentido tiene el aval de los firmantes si luego el congreso pone a consulta popular lo que quiera? Tercera, el CEDECON como centro de defensa de "esta constitución" podría señalar inconstitucionalidades respecto a "esta constitución" pero no toma en cuenta que cuando la constitución se cambia integralmente (como lo propone ProReforma) las aparentes inconstitucionalidades desaparecen. La constitución se interpreta armónicamente, es decir, privilegiando las interpretaciones conciliatorias antes que las contradictorias, y si se procede así, se ve claramente que no hay contradicción entre lo que propone ProReforma y los artículos pétreos de la constitución actual. Cuarto, si se hicieran modificaciones en la propuesta de ProReforma terminaríamos con un documento de interpretación dudosa cuando no confusa. ¿Has escuchado el dicho "un camello es un caballo diseñado por un comité"? Pues bueno, nadie quiere – espero – que terminemos con una constitución "camello".

Por otra parte estoy bastante de acuerdo contigo en dos puntos planteados en tu artículo. Uno es que dices que "Guatemala necesita mejoras profundas en su estructura política y socioeconómica que conlleven a la eliminación de la exclusión social, la corrupción, las asimetrías en oportunidades para la superación personal y los obstáculos para alcanzar el desarrollo económico, ambiental, cultural y sobre todo, humano. Eso no es ideológico ni es trivial." Totalmente de acuerdo, especialmente con la última frase: eso no es ideológico ni es trivial. Y dos es que dices: "debemos sacar algo bueno del trabajo realizado. De la propuesta se pueden rescatar algunos cambios que son beneficiosos para mejorar el sistema en Guatemala, como la elección nominal o el fortalecimiento del poder local, por ejemplo" ¡bien! Sólo falta que alguien venga, supere sus prejuicios ideológicos y resentimientos históricos y rescate esas propuestas. ¿Quién será el que lo haga? Nuestros intelectuales parecen estar más interesados en derrotar a ProReforma por el morbo que les produciría ganar una batalla ideológica.

domingo, marzo 07, 2010

Por Guatemala, ¡Protesto contra los intelectuales que se oponen a ProReforma!

Nunca pensé que para decidirse a apoyar una iniciativa de reforma constitucional, aunque se trate del mínimo apoyo posible – que es el voto por el “Sí” en una eventual consulta popular – uno tuviera primero que convencerse de que las ideas de un pensador o filósofo social – Hayek u otro – no son ideas descarriadas, superadas o simplemente consideradas contrarias a la “filosofía pública imperante” (y todavía me pregunto si existe tal cosa ¿ya todos los filósofos públicos están de acuerdo?) como tampoco pensé que la propuesta tuviera que estar basada exclusivamente en prácticas probadas y bien conocidas de forma que estuviera respaldada por abundante evidencia empírica.

De igual forma, sigo pensando que una propuesta de reforma constitucional tampoco necesita lo que algunos han llamado consenso, si por ello se entiende lograr un acuerdo tan completo que no queda objeción pendiente de resolver ni interés sin satisfacer en toda la sociedad, entre otras cosas porque ese consenso ideal y utópico es imposible de lograr si el acuerdo se busca sobre algo positivo (el mismo Hayek decía que es más fácil lograr el acuerdo de todos sobre algo negativo que sobre algo positivo) pero también porque democracia no implica consenso absoluto sino aprobación mayoritaria.

En mi inocencia esas no eran más que características deseables dado que podemos examinar directamente la propuesta y decidir de acuerdo a nuestra propia percepción de la misma y su aplicabilidad a la realidad nacional, y en esto seguramente nos iba a ayudar el análisis serio y comprometido con el desarrollo nacional, de los intelectuales locales.

Constitucionalmente lo único que una propuesta de reforma necesita para ser considerada legítimamente originada por el pueblo es el apoyo de 5,000 ciudadanos, un requisito mínimo si se quiere, pero eso fue lo que los constituyentes de los ochentas dispusieron, con buen tino en mi opinión. Pudieron haber requerido tantas cosas más, pero no lo hicieron. Y entre la lista de requisitos que NO pidieron están precisamente los ya señalados: que la propuesta no tenga “peros” filosóficos (no en sí misma sino en las teorías que pudieran estarle relacionadas), que tenga evidencia empírica de respaldo, que vaya acorde con la “filosofía pública imperante”, que haya sido consensuada hasta la saciedad, además de otras más perturbadas: que los proponentes formen partido político, que privilegien los derechos sociales sobre los individuales, que se aseguren de tomar en cuenta a todos los grupos del país (¿Qué sea “políticamente correcta”?), que garantice la representatividad geográfica (como si esta fuera la única forma posible de representatividad) ¡Qué payasada de democracia la que tendríamos! Menos mal que los constituyentes entendieron mejor la democracia de lo que parecen entenderla ciertos intelectuales.

Estos comentarios los hago en vista del giro que parece haber tomado “el debate” (o sucedáneo de debate) en las últimas publicaciones. Nuestros formadores de opinión parecen estar lanzando acusaciones casi pueriles: “Hay que rechazar a ProReforma porque viene de las ideas de un tal Hayek, pensador afín al libre mercado, y todo lo que huela a libre mercado es malo, no importa si la propuesta contiene elementos beneficiosos, pues no hay que dejar pasar esta oportunidad de derrotar a los libertarios, esa victoria es más importante que cualquier beneficio que pudiera conseguirse para Guatemala”. Vaya, eso si que serían razones locas, por no decir perversas.
Otras acusaciones son menos desviadas pero no por ello menos pueriles: “ProReforma no hizo bien su tarea, no respeta correctamente las ideas de sus mismos filósofos fundamentales, se saltaron tal parte del proceso, son arrogantes cuando Hayek promulgaba la no arrogancia” y otras tonterías más, como si hacer una propuesta de reforma fuese una tarea del curso “filosofía política” y los severos catedráticos le estuvieran dando un 40 sobre 100. Por supuesto de ello se seguiría que no hay que apoyarla pues académicamente es equivalente a un ensayo mal hecho. Nuevamente ¡qué díscolos!

Lo triste del caso es que la intelectualidad guatemalteca parece estar sirviendo sin proponérselo (o proponiéndoselo perversamente) a los intereses de los corruptos y aprovechados del estado. ¿Quién querrá en el futuro proponer que jueces y magistrados ocupen su cargo de forma vitalicia si ya eso lo propuso ProReforma y fue rechazada? ¿Y la elección por sorteo del fiscal general y del contralor general? ¿Y la elección popular de los gobernadores para que no sirvan “de oficio” al aparato estatal corrupto e impune? ¿Habrá algún valiente que se atreva a rescatar estas propuestas cuando nuestros “intelectuales” han hecho un excelente trabajo de desprestigio de ProReforma?

No hay que olvidar que lo que está en juego no es salir triunfador en un debate filosófico o ideológico, es el rescate de nuestra patria del terrible estado en que se encuentra fruto de un sistema que propicia el acaparamiento del poder, ayuda a delinquir al corrupto y le asegura impunidad.

Ponerle una lápida a ProReforma y a todos los aspectos positivos que contiene, es ponérsela al desarrollo de Guatemala.