martes, noviembre 17, 2009

¿Quieren ser senadores?

(VIII de XII)
Una ficción post-ProReforma.

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En esta historia ficticia un profesor universitario discute con sus jóvenes alumnos el camino que deben seguir para llegar a senadores. El profesor les cuenta a sus alumnos cómo era el congreso antes de la reforma constitucional.
- Antes de la reforma toda la labor legislativa era asumida por el congreso completo, existía una sola cámara, y pasaba lo que pasa siempre en esos casos, lo urgente de corto plazo desplaza a lo importante de largo plazo. Las discusiones sobre el presupuesto, préstamos, nuevos impuestos, tratados, funcionamiento del gobierno y sus leyes, etc., sacaban de foco las necesarias modificaciones y actualizaciones a los códigos del derecho privado. Todo el tiempo parecía que había cosas más urgentes que atender. Además hay que tomar en cuenta que el énfasis político partidario que ahora tiene la cámara de diputados era parte de todo el congreso, es decir, el juego político partidario predominaba sobre el interés nacional.
- Por ejemplo – continúa el profesor – entre los 158 diputados se conformaban 55 comisiones de trabajo para atender las diferentes iniciativas de acuerdo al tema de que se tratara. Cada una tenía un presidente, y como estas presidencias constituían una porción de poder en el congreso el juego político de la conformación de las comisiones podía tomar meses y mientras tanto las iniciativas dormían esperando.
- Pero había mayor representatividad – interviene Rodríguez.
- Habían más diputados, el sistema de elección era por planilla, de forma que uno votaba por la planilla donde estaba el candidato que uno pensaba haría un mejor trabajo pero en realidad le estaba dando su voto al que encabezaba la planilla ya que se aplicaba el sistema de representación de minorías. Al final llegaban al congreso diputados que nadie habría apoyado en votación nominal.
- Pero igual se conseguía la representatividad – insiste Rodríguez.
- No lo creo – responde el profesor – los diputados no sentían un compromiso real con los votantes sino con el partido que los llevaba al poder. Para muchos corruptos la fórmula era sencilla: hacían un aporte monetario considerable al partido, eso les aseguraba ir primero en la planilla de candidatos (prácticamente compraban el puesto), luego se colocaban candidatos que hacían el verdadero trabajo de atraer votos y gracias a ellos llegaban a la curul los corruptos. Por supuesto su interés no era legislar a favor de sus representados sino levantar la mano cada vez que lo indicaba su “jefe de bancada”. Constituían un auténtico rebaño político de zánganos que consumían los recursos del estado, colocaban de asesores a sus allegados aunque fueran incapaces o deshonestos y ejecutaban acciones corruptas al amparo de la inmunidad de parlamentarios que gozaban.
- ¿Y cómo era que la gente votaba por esas planillas?
- Dos factores: uno, en la publicidad se hacía figurar a los candidatos menos corruptos de forma que se lograba asociar al partido con el candidato más conocido, la planilla en realidad era un caballo de Troya; dos: los corruptos eran identificables para la población de mayor edad pero casi no eran reconocidos por los más jóvenes que entonces se podían influenciar por la publicidad que se enfocaba en los candidatos más aceptables.
- ¿Y eso no pasa en la cámara de diputados ahora?
- Buena pregunta, la respondo en la siguiente clase.
(Continuará)
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Nota: escribí esta "ficción" porque creo que hay que abordar y explicar a fondo lo relativo al senado y a la cámara de diputados propuesta por ProReforma, no es mi intención ponerme en el papel de "profesor", ¡comentarios bienvenidos!

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