martes, abril 14, 2009

El Consejo de Ancianos de Guatemala



La propuesta de reforma de la constitución impulsada por el Dr. Manuel Ayau, conocida como Proreforma, me agradó desde que empecé a leer acerca de ella en las columnas del domingo del mismo "Muso".


La división del Congreso en dos cámaras, una específicamente para legislar sobre cuestiones públicas - la Cámara de Diputados - o sea sobre lo que les es permitido hacer a los funcionarios públicos, y otra - el Senado - para legislar sobre la vida ciudadana, o sea lo que tienen prohibido hacer los ciudadanos comunes y corrientes, me pareció muy acertada.


De acuerdo con la propuesta los senadores serán elegidos entre los ciudadanos de 50 años por personas de ese mismo grupo etáreo, es decir, será una especie de Consejo de Ancianos elegido por ancianos.


Dejando de lado las críticas a este punto de la propuesta, que en general me parecen vacías y frívolas, me llama la atención el hecho de que en Guatemala, por tradición, siempre hemos tenido veneración por nuestros ancianos. Son bien conocidas las familias que se organizan en torno a una figura patriarcal o matriarcal - porque de las dos hay - y cada decisión se consulta con la abuela o el abuelo o por lo menos se toma siempre en consideración con su estado o para su conveniencia. A los nietos se les enseña este respeto y veneración.


En los pueblos existen consejos de ancianos que se reunen para considerar asuntos de interés común o para juzgar y emitir veredictos en casos difíciles de disputas por herencias, maltratos, abusos, etc.


Así que la conformación de una institución como el Senado sería, en mi opinión, muy acorde con nuestra herencia cultural como nación.


Para entender cómo funcionará este consejo y porqué es "inmune" a intereses políticos partidistas trasladémonos con la imaginación 20 años adelante de la entrada en vigencia de las reformas. El Senado está compuesto por 45 senadores de entre 50 y 64 años. Si todo ha funcionado correctamente, exactamente 3 senadores cumplen 65 años este año y deben dejar la institución luego de 15 años de servicio.


Todos los ciudadanos que cumplen 50 años este año están habilitados para elegir o ser electos para esos tres puestos que quedarán vacantes.


Supongamos que se está discutiendo en ese entonces una o varias propuestas de ley de interés para algún partido político o para algún funcionario público interesado en promover sus propias ideas. Si decide intentar influenciar la elección lo único que conseguirá son 3 votos más, lo cual no tendrá un peso decisivo entre los 45 escaños. Si la población se deja influenciar y elige mal a 3 senadores, puede enmendar el error un año después cuando elija nuevamente a otros 3 ancianos. Además existen causales de destitución que permiten destituir a quien no haga honor al cargo.


Para conseguir dominar el Senado habría que mantener por varios años la influencia sobre la elección, pero como cada año los electores y candidatos son distintos y las acciones de los senadores electos anteriormente estarán a la vista, es difícil que el mismo error se cometa de forma continuada, contando además de que cada elector tendrá una responsabilidad generacional por tener la oportunidad de votar para este órgano, una sola vez en la vida.


Veremos si se consigue.

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